Παρασκευή, Νοεμβρίου 10, 2006

El ascensor de la concertación.


Hace tan solo días he constatado cómo connotados personeros de la Concertación -hasta hace poco protagonistas del aparato público- aparecen ahora como directores o ejecutivos de empresas privadas, reguladas o ligadas muy estrechamente al Estado. Así, el hecho que las empresas renueven sus directorios es saludable, pues entregan nuevas miradas que podrían mejorar a su vez su propia competitividad. Pero así como la movilidad laboral es a veces un buen síntoma en sociedades modernas, sin embargo es altamente revisable y al menos debatible el que estos nuevos directores, que en un primer momento adquieren posiciones de privilegio otorgadas por todos luego son usadas en favor de unos pocos. Y que además mantengan relaciones privilegiadas y de intereses también políticos con el actual gobierno y por tanto, ejerciendo influencias poco transparentes sobre el mismo.

El ascensor social funciona en Chile y eso me parece un progreso que debemos saber aplaudir también. Lo sospechoso es que ese ascensor es solo para algunos y no necesariamente se sabe bajo qué criterios se hace el casting para subirse a tan eficiente vehiculo. Entonces las fortalezas de un profesional ante un cargo en el mundo del emprendimiento privado pueden ser simultáneamente amenazas para los debates sociales sanos y transparentes en el Chile actual. Según mi humilde juicio bien pueden éstos políticos o ex ministros o ex autoridades aceptar trascendentes cargos en la administración del Estado y después asumir funciones en la esfera privada o semi-privada pero deben aclarar ante cada entrevista pública o intervención política si sus opiniones, sus activos comunicacionales y su identidad también forjada mediante la confianza de la soberanía en su momento, están al servicio de sus convicciones ideológicas o al servicio de un directorio empresarial o de los vectores acordados en reuniones privadas de esos mismos directorios. La soberanía no es un sauna al que se recurre cuando apenas se tiene frío o apenas se quiera descansar del competitivo y tóxico mundo del emprendimiento privado.

Por otra parte la casualidad de que justo cuando el gobierno progresista prepara una reforma al sistema de pensiones, los mejores directores para una AFP sean reconocidos funcionarios de gobierno saliente, una DC y otro del PS, solo intoxica aún más la necesaria transparencia en el debate acerca del precario sistema. Se podrá responder que el mundo no es tan conspirativo, que las cosas no ocurren solo por la hambruna económica de profesionales desfinanciados producto de su reciente egreso del gobierno. A su vez se podrá establecer que éstos mismos dos lideres de la concertación no estaban completamente relacionados como reguladores del sistema de pensiones del país, pero concédanme al menos que la duda crítica es legítima acerca del urgente interés de esa empresa administradora de pensiones para contratar a ambos personeros sin siquiera comunicar públicamente antes el mismo interés por ellos, ni por otros profesionales del área provenientes del mundo PS-DC. Más aún si tanto enerva a los involucrados esta crítica sería entonces interesante saber qué meritos consideran ellos o esas empresas se deben presentar para formar entonces parte de un directorio de una AFP. Si no es especialización, ni experiencia previa, entonces ¿qué es? Más aún si lo anterior altera la competencia entre profesionales por acceder a tan importantes puestos. Lo inquietante además es que se establezca que las empresas privadas no produzcan sus propias capacidades para sobrevivir y necesiten recurrir a políticos provenientes del aparato público para que los defiendan ante los afanes reformistas del gobierno de turno así como lo es el silencio de autoridades políticas y líderes de opinión ante la evidente contradicción de una parte del mundo empresarial que después de criticar al aparato estatal por su incapacidad de convocar a las mejores soluciones para crear empleos e igualdad, termina entonces validando que los mejores miembros para un directorio de sus empresas son entonces esos mismos que provienen de ése mismo Estado que supuestamente dilapidan recursos fiscales y promueven reformas que desincentivan el empleo. Y por tanto más que nunca es cierta esa frase de un mozo de la Moneda que comentaba escépticamente “…los gobiernos cambian, los Presidentes cambian pero los que vienen al palacio, los invitados de los gobiernos son siempre los mismos. Todo está amarrado, hacen negocios entre ellos y uno se pelea por ellos pero ellos están entrelazados pensando en ellos.”

Es por todo lo anterior que, apoyado por un grupo de nuevos diputados del PS, presenté un proyecto de ley que busca regular lo anterior y dispone un lapso de tiempo para la reconversión de un ex funcionario de gobierno desde un sector a otro. Estoy disponible para explorar todas aquellas reformas que permitan mayor transparencia y financiamiento del actuar político, del control y denuncia de los conflictos de intereses.

Marco Enríquez-Ominami.

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